Esta mañana estábamos recogiendo las últimas brasas del campamento improvisado en O Couso. A pesar de la chispeante lluvia matutina, las llamas aún ardían tras toda una noche en ascuas y unos días espléndidos de luz y vida. La luna roja, llena, nos acogió con su fuerza. Esta misma noche, aún recién llegados de Galicia, lo celebrábamos en el Centro Dharana con la que ha sido nuestra primera meditación conjunta y abierta. Así será todos los martes a partir de las ocho. Una meditación sencilla acompañada de un compartir sincero y un alegre ágape donde expresar lo que nos venga en gana.
Lo cierto es que las emociones se han ido acumulando estos días. No digamos las experiencias. Tras la maravillosa inauguración del Centro Dharana en la calle Minas no hemos tenido tiempo de digerir todo lo ocurrido. Gente bonita, amigos, personas que pasaban por allí, todos participaron desde la emoción contenida en el círculo, en el lazo místico, en la respiración conjunta, en el canto, en la ceremonia de consagración, en la meditación, en el compartir, en los abrazos, en la intensidad, en el amor de cada instante. Nadie quería marcharse y allí estuvimos hasta más tarde de la media noche.
Tras este acontecimiento nos fuimos a vivir nuestros primeros “tres días de experiencia” en O Couso. A la aventura se nos sumó Carmencita y luego nos acompañó Chari, la cual nos trajo un montón de herramientas para que estos días no estuviéramos parados. Tuvimos tiempo de trabajar en el jardín y en los muros de piedra y tuvimos tiempo de recibir a Sergio, nuestro primer peregrino que tuvo la osadía de caminar desde O Cebreiro hasta O Couso sin parar y compartir con nosotros una noche en las caravanas. Para nosotros fue como una especie de confirmación, de regalo, de ánimo interior. Nuestra primera asentada en las caravanas y nos llegan estas muestras de cariño y confianza. Ver a Sergio junto al fuego nocturno, allí con nosotros, con su mochila cargada de esperanza y vida ha sido todo un presente del universo.
Por eso cuando esta mañana nos despedíamos del lugar, sentíamos una sensación de fortaleza y ánimo, de fuerzas para seguir adelante y cumplir con nuestra parte a sabiendas de que todo esto no es más que una muestra, un grano de arena en la gran tarea. Y también nos sentimos afortunados y agradecidos cuando hoy, de nuevo, tras el viaje desde Galicia y tras la meditación de luna llena en el Centro Dharana fuimos arropados de nuevo por gente bonita con la que hemos compartido una tarde intensa.
Toda esta magia nos hace pensar que existe un mundo nuevo y diferente más allá de nuestras propias preocupaciones diarias. Y que ese mundo ya se está materializando, aquí y ahora, en cientos de lugares que vibran con esa necesidad de cambio. Así que Gracias a todos aquellos que de alguna forma estáis siendo partícipes de esa transformación. Nos vemos en la próxima cita. Nos abrazamos de nuevo de forma sentida y amable.
(Foto: ayer paseando por los increíbles alrededores de O Couso).