Empatía y cooperación: hacia la nueva era de Acuario

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En un futuro quizás no muy lejano, el trabajo tal y como lo conocemos hoy día desaparecerá. En 1995, el economista estadounidense Jeremy Rifkin escribió un libro que pronto se convirtió en bestseller titulado así: “El fin del trabajo”. Es inevitable. Los avances tecnológicos aplicados a la robótica y a la comunicación harán que toda la estructura social y económica provoquen que la flexibilidad laboral pase por ajustes en la reducción de la jornada de trabajo, la potenciación de la economía social y cultural y una también inevitable renta básica. La economía productiva verá una pronta revolución gracias a la energía del hidrógeno aplicada para sustituir a los combustibles fósiles. En estos momentos ya estamos viendo como dos revoluciones paralelas se están gestando en el mundo del automóvil: los coches puramente eléctricos y los coches impulsados por células de hidrógeno. De momento los primeros tienen ventaja sobre los segundos y ya muchas importantes marcas de coches empiezan a comercializar alternativas eléctricas. Esto es una buena noticia para el planeta.

Otra revolución futura tendrá inevitablemente que ver con todo lo demás. Al ser menos dependientes de un obsoleto modelo de estado y de un también obsoleto modelo de economía productiva basada en sueldos y salarios, las sociedades avanzadas deberán reordenar sus prioridades y reorganizar su modelo de convivencia. Las relaciones humanas verán una revolución igual de inevitable a nivel psicológico y social.

No es casual que en la última década hayan proliferado por todo el mundo modelos alternativos de convivencia como las comunidades intencionales, las ecoaldeas o las coviviendas, donde la empatía y la cooperación reemplazan poco a poco a los exiguos modelos de depredación basados en la competitividad y el egoísmo. De alguna manera estamos pasando de un modelo puramente materialista a un modelo donde el bienestar del individuo y no la posesión de cosas está tomando un importante papel.

Esto implica una verdadera revolución a todos los niveles. Compartir un espacio, un ideal, una intención común, incluso a veces un trabajo y una economía compartida es algo que cada día será más común. El fracaso de la familia tradicional dará paso a un nuevo modelo de familia comunal donde un pequeño número de personas sin parentesco sanguíneo ni nacional se junten para compartir un nuevo modelo de vida.

El trabajo más duro lo harán las máquinas y el bienestar humano en su máxima expresión será el resultado de esta revolución tecnológica. Siendo optimistas, el mundo será más saludable y los seres humanos habrán comprendido que la falta de estrés, nacido este de la competitividad constante, produce bienestar en la salud individual y en el planeta. La empatía y el apoyo mutuo serán la base de este nuevo modelo. Ahora sólo toca experimentarlo y vivirlo con tranquilidad, a sabiendas de que los tiempos futuros no serán como hasta ahora y que una nueva visión del mundo está llegando. Quizás los hippies de los años sesenta tenían razón: la nueva era de acuario está naciendo.

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