El mensaje siempre resulta revolucionario. «Deja lo que puedas y coge lo que necesites». Cuando llega gente desde todas partes y la acogemos con el corazón en la mano y con un buen plato de comida sin pedir nada a cambio siempre se preguntan muchas cosas. A veces vienen personas con escasos recursos y además de no pedirles nada a cambio les animamos a que cojan lo que necesiten de la caja común. Otras veces vienen personas destrozadas o marchitas, sin problemas económicos pero marchitas por dentro y regamos con amor todo su interior. Esto les mueve interiormente, porque ven una sincera apuesta por un mundo diferente.
El otro día alguien se quejaba porque había diseñado unas convivencias con este precepto y no había recaudado casi nada. La gente no es responsable con las cosas, piensan que cuando regalas algo o no le pones precio carece de valor, se quejaba. En parte tiene razón, porque no estamos acostumbrados a la generosidad, al dar sin esperar nada a cambio. Ahí está precisamente el reto de todo lo que hacemos.
Este era uno de los acuerdos irrenunciables a los que llegamos en O Couso. Si nos lanzábamos a la acogida debía ser una acogida sincera donde albergáramos en nuestros corazones y hogares a todos aquellos que llegaran, sin pedir nada a cambio, sin esperar nada a cambio y ofreciendo todo lo que estuviera en nuestras manos.
No hay ningún otro secreto o precepto, acogemos a todo el que llegue porque nuestra intención, a veces pedagógica, es intentar mostrar que se pueden hacer las cosas de otra manera.
Quizás sea una posición ingenua, ¿no cobrar por dormir y por comer, por asumir un tiempo con todos los que llegan? Precisamente esa es nuestra intención: acoger, como si acogiéramos a un familiar, a un hermano o a unos padres o unos buenos amigos. ¿Acaso les cobraríamos por el plato de sopa o por el calor de una chimenea? ¿Le pondríamos acaso una tarifa al plato de lentejas o al trozo de leña?
Luego está la corresponsabilidad y la correspondencia. Si aquellos que vienen sienten que el proyecto merece la pena y desean colaborar para que otros lo disfruten, entonces nosotros estamos felices de que así sea y especialmente agradecidos. Pero no es moneda imprescindible, ni tampoco requisito obligado. Todo aquel que llega es bien recibido y siempre estamos trabajando, en lo exterior e interior, para que la acogida sea cada vez más cómoda, más profunda, más transformadora.
Quizás este mensaje sincero ha motivado a que un grupo de personas que nos visitaron este verano hayan organizado una hermosa campaña de apoyo para que la casa de acogida tenga cada vez más comodidades para todos, al menos un techo, un poco de agua corriente y algo de luz. Ese grado de compromiso se ha visto recompensado de alguna forma con la generosidad de otros que piensan que todo esto merece la pena.
Por eso, a pesar de que vivimos en unas caravanas y la casa está por levantar, sentimos que este es nuestro hogar y el hogar de todos aquellos que lo necesiten. Sentimos que merece la pena hacer de este mundo bueno un mundo mejor trasladando valores diferentes, formas de ver la vida desde un ángulo más positivo y abierto. Deja lo que puedas, pero ante todo, por favor, coge lo que necesites, ese es nuestro mensaje y nuestro compromiso. Hazlo tuyo en tu vida y algo hermoso ocurrirá.
Gracias de corazón a todos los que nos estáis apoyando incondicionalmente en esta transformadora labor. Gracias de corazón por iluminar el mundo con rayos de generosidad. Seguimos…
Campaña de Goteo: https://goteo.org/project/o-couso/home